27/4/08

Rendidos ante nuestros deseos?

Los deseos forman parte de la biología humana, nos ayudan a sobrevivir, nos empujan a la reproducción, nos animan a progresar, a descubrir cosas.
Podemos expresarlos de muchas formas, como sentimientos, pasiones o motivaciones.
Algunos deseos son más apremiantes, otros más relajados, es una aspiración que busca ser satisfecha.
Esto varía a lo largo de nuestra vida, pues un niño no tiene las mismas aspiraciones que un adulto,incluso el género sexual puede matizarlas.
Hay un aspecto que es interesante: la búsqueda del equilibrio interno, entre los impulsos naturales, representa la parte superior de nuestro desarrollo como especie.
El deseo nace en nuestro cerebro, desde nuestros sentidos, por lo cual incide en nuestra conducta.
Pese a lo que alegan muchas personas dominadas por el hedonismo y el consumismo, el instinto nos da la fuerza dominante de nuestra constitución, y con la voluntad, se hace posible imponer la inteligencia humana sobre el impulso animal.
El deseo sexual es uno de los más intensos y determinantes, se activa de diferentes maneras, una de ellas es a través de la vista, puede ser mediante la contemplación de imágenes eróticas o bien pornográficas.
En éste sentido la pornografía es uno de los grandes problemas actuales, la oferta de escenas sexuales es cotidiana e intensiva y se presenta sin tapujos a niños y adolescentes, alterando la percepción que éstos deban tener de la sexualidad.

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