20/7/09

LA SOCIEDAD DEL DESAFECTO


El deseo sexual carente de amor se ha convertido en una desorientación afectiva para muchas personas, incluso algunos adultos se comportan como adolescentes.
El deseo fácilmente satisfecho deja una sensación desagradable que sólo puede llenarse con más deseos y de ahí la oferta de cada vez mayores y diversas posibilidades de consumo, ocio vacío y erotismo deshumanizado.

Hemos creado una sociedad del desafecto en la que el cariño y el compromiso entre las personas no son valorados, en la que no hay un proyecto coherente.
Pareciera que sólo existe el YO y el AHORA , lo cual nos sumerge en el egoísmo.
En una situación así, nos volvemos débiles e influenciables, a veces hasta se puede perder la iniciativa.
La clave para no caer en éstas decadencias es ni mas ni menos que la educación.
Entendida en un sentido amplio, como formación de la personalidad hasta alcanzar la plenitud, es un proceso vital que nos mantiene durante toda la existencia, un camino que nunca se recorre del todo.
Nos convierte en personas, desarrollamos nuestras facultades, aprendemos a usar la inteligencia y fortalecemos la voluntad.
Un ser educado tiene el control de su propio ser.
A la hora de establecer una relación de pareja, el deseo gobernado sirve como elemento rector en donde se asienta el amor auténtico.
Aunque suene cursi, existe la posibilidad de concebirlo de ésta forma.


11/7/09

Envidia y resentimiento vs perdón y generosidad













El resentimiento no es extraño a ninguno de nosotros, y sus notas mas características son el sentirse dolido y el no olvidar.
La antesala del resentimiento suele ser la envidia, o sea, la tristeza y el pesar ante el bien ajeno.
¿Cúando la envidia se convierte en resentimiento?

Cuando la otra persona tiene algo que uno aprecia y no posee, y ésta posesión es atribuída a algún tipo especial de injusticia o dádiva inmerecida.
Estas reacciones descansan sobre personalidades carentes de afecto, con gran necesidad de sentirse estimado; aún con dificultad para reconocer errores o limitaciones propias.
Cuando éste tipo de resentimiento echa raíces profundas, puede ser motivación para toda una vida y sólo termina cuando se apaga la sed de revancha que se lleva dentro.

Una personalidad madura es aquella que tiene recursos suficientes para superar el pasado, aprender de él, y vivir abierto hacia el porvenir. Esa sería la ecuación temporal del hombre sano.

Los opuestos al resentimiento son el perdón y la generosidad.
El primero significa luchar por pasar las páginas de esos recuerdos, para que no se claven en la intimidad y el segundo es la grandeza de ánimo, la magnanimidad, la excelencia.

27/4/08

Laberinto

Los sentimientos son la base de nuestra existencia. Pero a menudo conforman un laberinto en el que a veces se producen choques y enfrentamientos.
La historia de los sentimientos en Occidente va muy ligada al desarrollo de su filosofía y pensamiento. En general, a medida que se ha avanzado en el campo de la razón, se ha retrocedido en el terreno afectivo.
Buscamos amor hoy en día como bien supremo. Es uno de los grandes íconos de la sociedad de consumo. Y sin embargo, lo que nos ofrecen, no es amor.
El amor no es una bandera, ni el lema de un anuncio publicitario, si no uno de los grandes pilares de la vida.
El amor comprometido no acaba en tragedia ni en ruptura, una de las grandes plagas de la humanidad es la inestabilidad en la pareja.
Pero si seguimos apostando por la razón privada de afectos, nos mantendremos en el devenir actual.
Alguna personas, sufren alexitimia, o sea tienen incapacidad de expresar sentimientos, tienen reparos o vergüenza de hacerlo.
Son personas muy correctas en el trato, pero reflejan poca sensibilidad, es difícil recibir amor abiertamente de ellas.
Vivimos en un tiempo en el que predomina la metafísica de la nada. Es la muerte de los ideales en medio de la superación de la abundancia. Todo es leve, ligero y sin calorías, incluído el ser humano, nuestro momento se caracteriza por el hedonismo y la permisividad.
Los valores que siguen predominando hoy día son de tipo material y efímero. Se busca el placer a toda costa, haciendo del bienestar un nuevo dios, aunque nos sintamos interiormente cada vez más vacíos. La permisividad, la diversión, son argumentos de una sociedad consumista.

La publicidad, herramienta fundamental de dicha sociedad ofrece un mundo irreal, lujoso y cómodo, pero bien ficticio. Nos empeñamos en seguir ese ideal de los anuncios, como tener un cuerpo perfecto, por ejemplo.
Buscamos evadir, mediante mecanismos de ocio, y la vida se nos torna cada vez más vacía.
Debemos aceptar la necesidad de un balance entre lo material, lo espiritual y lo afectivo.

Rendidos ante nuestros deseos?

Los deseos forman parte de la biología humana, nos ayudan a sobrevivir, nos empujan a la reproducción, nos animan a progresar, a descubrir cosas.
Podemos expresarlos de muchas formas, como sentimientos, pasiones o motivaciones.
Algunos deseos son más apremiantes, otros más relajados, es una aspiración que busca ser satisfecha.
Esto varía a lo largo de nuestra vida, pues un niño no tiene las mismas aspiraciones que un adulto,incluso el género sexual puede matizarlas.
Hay un aspecto que es interesante: la búsqueda del equilibrio interno, entre los impulsos naturales, representa la parte superior de nuestro desarrollo como especie.
El deseo nace en nuestro cerebro, desde nuestros sentidos, por lo cual incide en nuestra conducta.
Pese a lo que alegan muchas personas dominadas por el hedonismo y el consumismo, el instinto nos da la fuerza dominante de nuestra constitución, y con la voluntad, se hace posible imponer la inteligencia humana sobre el impulso animal.
El deseo sexual es uno de los más intensos y determinantes, se activa de diferentes maneras, una de ellas es a través de la vista, puede ser mediante la contemplación de imágenes eróticas o bien pornográficas.
En éste sentido la pornografía es uno de los grandes problemas actuales, la oferta de escenas sexuales es cotidiana e intensiva y se presenta sin tapujos a niños y adolescentes, alterando la percepción que éstos deban tener de la sexualidad.